Consulta de psicología Marisol Delgado Artime

El pasado lunes, tercer lunes del mes de enero, comenzaba como cualquier otro día, nada presagiaba que no fuera a ser un día normal. Pero, al parecer, no lo era…

Una lectura rápida de los titulares de prensa ya propagó la alerta: según una fórmula matemática, ese día, justo ese día, era el “Día más triste del año”.

Quizá mucha gente no hiciera, al principio, demasiado caso, pero, a lo largo del día, al ver que en todas las noticias dedicaban minutos y minutos al tema, quizá comenzaron a pensar que igual no era ninguna tontería y quizá comenzaron a experimentar un cierto pesar, un “bajón” inexpicable, como si un nubarrón se hubiera puesto encima de sus cabezas diciéndoles todo el tiempo: “Hoy es el día más triste del año”, “Hoy es el día más triste del año”… que hacía que se encontraran con menos motivación y más apatía para hacer sus cosas. Pero, claro, ¿Cómo iban a estar bien si era el día más triste del año?

Y es que hace ya 10 años que nos vienen con esta cantinela, fruto de una campaña de publicidad de una agencia de viajes. Resulta curioso que, el propio autor de la teoría, Cliff Arnal, científico de la Universidad de Cardiff, reniegue de ella, y, sin embargo, se nos siga bombardeando, año tras año, con este tema, hasta el punto de que muchas personas lo interiorizan, sintiendo verdadero malestar sin nada en sus vidas que realmente lo justifique.

Pues NO, yo me niego, no les voy a hacer ningún caso, mis días tristes los decido yo, no una fórmula pseudocientífica, por mucho que la repitan y la repitan…