Las cosas simplemente ocurren y, luego, nosotros/as las interpretamos a nuestro modo. Según el psicólogo Albert Ellis, tanto las emociones como las conductas de una persona son debidas a cómo interpreta la realidad. Las interpretaciones erróneas (creencias irracionales) más habituales son las siguientes:
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La idea de que es necesario para todo ser humano ser querido y aceptado plenamente por todo el mundo.
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La idea de que es preciso ser muy competente y capaz en todo lo que se haga, sintiéndose inútil en caso contrario.
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La idea de que es inútil y catastrófico que las cosas no salgan como esperamos o no discurran por el camino que creemos deben ir.
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La idea de que si algo es o puede ser peligroso o temible, hay que preocuparse mucho por ello y pensar constantemente en la posibilidad de que pueda ocurrir.
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La idea de que es más fácil evitar que hacer frente a determinadas situaciones, responsabilidades o dificultades.
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La idea de que se necesita a alguien más fuerte que uno/a mismo/a en quien poder confiar.
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La idea de que lo que ocurrió en el pasado es causa del presente y que si alguna cosa del pasado nos afectó fuertemente, continuará afectándonos siempre.
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La idea de que uno/a debe estar constantemente preocupado/a por los problemas de los demás.
Modificar la manera habitual de pensar no es tarea fácil. Llevamos muchos años pensando de determinada manera y de la noche a la mañana no es posible cambiarla. Sólo mediante un esfuerzo mantenido en el tiempo podremos, poco a poco, ir transformando nuestros esquemas mentales negativos sustituyéndolos por otros menos dañinos:
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Trata de detectar las exigencias absolutistas y creencias irracionales que gobiernan tu pensamiento.
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Busca siempre un pensamiento alternativo a un pensamiento negativo. Siempre hay una manera más eficaz de ver las cosas.
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Los errores son necesarios para aprender. Las equivocaciones forman parte de cualquier aprendizaje. Saca de ellos las consecuencias adecuadas y sigue adelante.
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Pregúntate qué puedes hacer para que cierta situación cambie o cómo puedes enfocarla más positivamente. Casi siempre tenemos la respuesta a nuestros problemas, pero casi nunca nos preguntamos.
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Cualquier momento y edad son adecuados para poner en práctica lo que no se ha hecho antes. Nunca es tarde para cambiar positivamente.
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Elimina cualquier forma de victimismo. Siempre hay posibilidades de superar cualquier situación, sólo hay que buscarlas y no dejarse llevar por pensamientos derrotistas.
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