Día de la Mujer Rural

«Un conocido proverbio chino dice que la mujer sostiene la mitad del cielo. En la lucha contra el hambre y la pobreza y por la seguridad alimentaria de sus familias, comunidades y naciones, las mujeres rurales sostienen, con toda certeza, la mitad más pesada del cielo”. Sisel Ekaas, Directora de la División de Género y Población del Departamento de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en la Conferencia de Apertura III Congreso Mundial de Mujeres Rurales- Madrid 2002.2011-04-17_Mujer-rural-Cardo



Cada 15 de octubre se celebra el Día Mundial de la Mujer Rural como conmemoración del papel que juegan las mujeres rurales y su contribución a la producción de alimentos, al bienestar de las familias y al desarrollo económico de las áreas rurales en todo el mundo.

Las mujeres en el medio rural han estado generalmente confinadas al papel tradicional que las vincula históricamente a las tareas domésticas y de cuidados. No limitándose sólo a este papel, pues han tenido casi siempre una doble jornada, aportando también su fuerza de trabajo en labores agrarias y ganaderas. Aunque esta situación se ha dado sin ningún reconocimiento social, considerándose estas labores como extensión del trabajo doméstico, que les correspondía a las mujeres por razón de género.

En un estudio realizado con un grupo de mujeres del ámbito rural en Asturias  quedó de manifiesto que:

  • Muchas mujeres plantean la imposibilidad de elegir su propio hogar al estar determinado por el lugar de la explotación agraria o ganadera de su marido. Ello implica vivir con la familia de él y tener limitada su capacidad de decisión en aspectos referentes al propio hogar, asumiendo un modo de funcionar organizado con anterioridad a su llegada.

  • Expresan que siguen teniendo toda la responsabilidad en la mayor parte del trabajo doméstico. Sin embargo, mantienen expectativas de que los compañeros vayan asumiendo parte de esas labores. Por otro lado, las experiencias con los hijos e hijas son vividas como muy gratificantes.

  • Existe, aproximadamente, un millón de mujeres del medio rural que colaboran en explotaciones familiares que no quedan reflejadas en las estadísticas de empleo. Son mujeres que no tienen vinculación laboral formal y, por lo tanto, les falta el reconocimiento social a su actividad.  Y, al no ser un trabajo remunerado, no hay una valoración cuantificable del cansancio, dedicación, esfuerzo y habilidades que conlleva. Por otro lado no hay vacaciones, ni festivos, ni jubilaciones.

  • Las mujeres están adquiriendo nuevas funciones en el medio rural asociadas al sector servicios, nuevos yacimientos de empleo, como son el cuidado a personas dependientes (se abren muchas residencias y centros de atención a personas mayores en el medio rural) , el turismo rural, la artesanía…

  • Y, por último, sale también a relucir la importancia que dan a la participación en grupos de mujeres, compartiendo experiencias y ayudándose a solucionar dificultades cotidianas.

 
 

Se van consiguiendo importantes avances, principalmente porque ha quedado claro que el acceso de las mujeres a los beneficios del desarrollo y la participación en él en igualdad de condiciones, no es sólo una cuestión de justicia sino de mejor rendimiento de la economía y la sociedad.

Canto a la Mujer del Pueblo
(de Rosa Virginia Martínez)

Mujer del pueblo: ¡aquí estoy a tu lado
para darte mi canto de esperanza!
Yo sé que vienes de todas las injusticias
y todos los dolores de la vida.
Te sientes herida de esperar en vano
que el rosal floreciera en el pantano.

Mas ¿cómo vas a tener sitio para el aroma
sí aún no tienes pan, ni techo que recoja
el azulado viento de la loma?

En vano has pedido
la plenitud radiante de una estrella
para seguir la huella menudita del hijo.
¿Cómo quieres poblar de lumbre la desierta vía
si no has alcanzado todavía
un mísero candil para tu puerta?

Yo sé que hay en tus manos rudas y oscuras
pulso de raíz y fuerza de montaña;
yo sé que puedes caminar por la tierra como una cordillera
y levantar tu hijo hasta el futuro,
con el canto del mar en la garganta.

Yo sé que puedes eso ¡y mucho más!
Pero el hambre, la sombra
y el desolado viento del olvido
se llevaron la savia de tu vida.

Por eso, aquí estoy a tu lado:
con tu grito en mi boca,
con tu herida de angustia en mi costado
y tu anhelo de luz que me sofoca.

Aquí estoy, para luchar contigo:
por tu techo, tu pan y tu alegría;
para velar el sueño de tu hijo
hasta que llegue el día.

Aquí estoy,
con mi cartilla nueva de horizontes,
mi libro de paisajes y caminos
que sustancia la luz de una doctrina.

Mujer:
es la hora precisa,
de rescatar tu pan y tu sonrisa.

(Textos y foto de mis participaciones en las I y II Jornadas de la Mujer Rural organizadas por la Asociación de Mujeres La Candelera, de Cardo, Gozón. Reitero desde aquí mi agradecimiento a la asociación, especialmente a Mar, por haberme invitado y haberme permitido compartir estos momentos en el pueblo de mi madre y de mi abuela, mujeres fuertes, buenas y luchadoras incansables, a las que rindo un cariñoso y merecido homenaje)

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