Consulta de psicología Marisol Delgado Artime

Siempre se ha dicho que el conflicto es inherente a la naturaleza humana, no así la violencia como forma (construida socialmente) de solucionar el conflicto. Ya decía Rousseau aquello de «El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe»

Los antagonismos, las divergencias, las diferentes valoraciones, etc, forman parte de los grupos humanos desde el principio de los tiempos. Ahora bien, siempre existe la posibilidad de decidir qué soluciones se van a poner en marcha. No es lo mismo construir que destruir, no es lo mismo dialogar que imponer, no es lo mismo negociar que matar…

Las últimas tragedia acaecidas en Turquía, Líbano y ayer en Paris  no son más que otra muestra más de la sinrazón, de la barbarie, del odio largamente alimentado por intereses económicos, religiosos, políticos…

¡Qué más da si lo que está en juego son sólamente anónimas vidas humanas…!

¿Por qué ningún organismo es capaz de parar el horror que supone atentar contra otros SERES HUMANOS? ¿Por qué sigue aumentando progresivamente la deshumanización frente a lo que lleva ocurriendo durante tantos y tantos años? ¿Por qué se permiten el miedo, la angustia, la violación sistemática de los más elementales derechos humanos y la muerte como mecanismos de poder y de control?

El estado islámico ha adquirido tales dimensiones globales que parece un monstruo de múltiples cabezas al que le salen varias más por cada una que se le corta. Utilizan de forma distorsionada la religión y una estudiada propaganda para extenderse y captar cada vez más adeptos.

No tengo muchos conocimientos acerca de política internacional, pero está claro que algunas personas no están haciendo lo que se supone que tienen que hacer, que es velar por la integridad de sus pueblos. El polvorín que supone Oriente Medio no se puede abordar sólo con intervenciones militares que, a veces,  sirven más para que algunos salgan reelegidos y otros más enriquecidos, que para solucionar de forma humanitaria la problemática creada.

No va a ser un problema fácil ni rápido de solucionar, pero es preciso empezar a plantear YA soluciones eficaces que no alimenten más el odio entre Oriente y Occidente, que atajen de raíz el caldo de cultivo de los totalitarismos y que, por encima de todo, hagan prevalecer el RESPETO POR LA VIDA.