Hoy, 11 de abril, se celebra el Día Mundial del Parkinson, enfermedad crónica y degenerativa producida por la muerte de un tipo de neuronas que producen dopamina y que suele manifestarse con rigidez muscular, bradicinesia, temblores, anomalías al andar, trastornos del sueño…
La Asociación Parkinson Corvera lleva trabajando desde el año 2003 para intentar ayudar a las personas asociadas a frenar en lo posible, la sintomatología de la enfermedad y mejorar su calidad de vida. Con Miguel Ángel al frente de la entidad, María José en el área de logopedia, Juan Carlos en el de fisioterapia y Yoli en el apartado administrativo. Gran calidad profesional y humana que se refleja diariamente en su buen hacer y en el cariño con el que abordan sus respectivas tareas.
¿Y qué decir del grupo? Son personas que han visto alterada su vida por la enfermedad, que se enfrentan con admirable coraje a la sintomatología diversa que les afecta, y que van aprendiendo a poner en marcha mecanismos adaptativos que les ayuden a sentirse mejor con lo que les pasa. Mecanismos que, en el ámbito psicológico, del que yo me encargo desde hace 6 años, tienen que ver, fundamentalmente, con el manejo de la ansiedad y la depresión que acompañan en muchas ocasiones a la enfermedad de Parkinson.
El único objetivo real que podemos plantearnos desde la terapia psicológica no es otro que aliviar los síntomas para que la calidad de vida de la persona afectada sea la mejor posible en cada momento del transcurso de la enfermedad, ayudándoles a comprender mejor su enfermedad y a buscar recursos que faciliten su adaptación a las dificultades que vayan surgiendo en su vida cotidiana, por ejemplo:
– Con técnicas de reducción de la activación fisiológica y de manejo del estrés: respiración profunda, relajación…
– Con técnicas de atención plena, Mindfulness
– Fomentando la autoestima y la confianza en sí mismos/as
– Aprendiendo gestionar los miedos y los pensamientos derrotistas
– Promoviendo fuentes de apoyo social
– Mejorando las capacidades cognitivas
– Facilitando, además, información y orientación a las familias
Todo ello aderezado con dinámicas y juegos grupales que no curan, pero ayudan de forma importante a percibir la vida con más motivación y optimismo.
Vaya desde aquí mi más profundo agradecimiento hacia estas personas, no sólo por participar con tanta entrega y buen humor en las actividades que se les proponen, sino también, por su ímpetu, por sus esfuerzos para que la enfermedad no les doblegue, por su unión, por la ayuda que se prestan entre ellos y ellas, por cómo acogen e integran a cada miembro que llega por primera vez al grupo, y, como no, por todo el enorme cariño que nos llevan regalando todo este tiempo. Son personas maravillosas, son, como ellos/as dicen, UNA GRAN FAMILIA, la familia del parkinson.
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