Ayer, en la Asociación de vecinos de El Quirinal, en Avilés y, con motivo de los actos del 25 de noviembre, charlamos sobre la idea, muy extendida por cierto, de que las mujeres somos el sexo débil. Incluso la Real Academia Española de la Lengua, que hasta diciembre del año pasado mantenía que sexo débil era el conjunto de las mujeres, y sexo fuerte el conjunto de los hombres , tuvo que introducir, tras una una contundente reivindicación social , una marca de uso para aclarar que, en el caso de las mujeres tiene un significado despectivo y en el de los hombres supondría un uso irónico. Mira que estos académicos son resistentes a los cambios, pero algo es algo, habrá que seguir peleando para que, en un futuro no muy lejano, estas expresiones desaparezcan del diccionario.
Y es que, si en latín, hábilis hace referencia a lo que sienta bien, lo cómodo, lo ligero, lo apropiado, lo que va bien para algo, débilis alude a lo que no sienta bien, lo incómodo, lo pesado, lo inadecuado, lo que no va bien para algo. De modo que, con el cuento del sexo débil, llevamos siglos arrastrando la impresentable e inmerecida etiqueta, a pesar de todas las mujeres famosas y anónimas que, sistemáticamente, con su trabajo, su lucha, su tesón o su capacidad de resistencia, han demostrado y demuestran su valía y que lo de sexo débil es más falso que la falsa moneda, que, al final, resulta que ha sido una manera más de someter y denigrar a la mitad de la población de este planeta.
Gracias a la asociación por invitarme a participar, un año más, en sus actividades y gracias a todas las fuertes y valiosas mujeres que participaron en la actividad por su atención y sus magníficas aportaciones.
Deja una respuesta