Cómo adaptarnos a un mundo que hemos descubierto incontrolable
Escribo esto tras el aplauso colectivo de las 8. Ese aplauso largo y sentido desde mi ventana, desde miles de ventanas, que se ha convertido ya en un ritual. Ese aplauso que sirve de reconocimiento a toda la gente que está haciendo lo posible y, muchas veces, lo imposible, para que esto no se convierta en un caos. Ese aplauso que necesitamos, también, cada uno de nosotros, para no sentirnos tan indefensos, para percibir que no estamos solos.
Porque a los seres humanos no nos gustan, generalmente, los cambios. A veces, ni siquiera los que nosotros mismos provocamos. Y no nos gustan porque no nos entrenamos en afrontar algunas de sus consecuencias naturales: incertidumbre, inseguridad, falta de controlabilidad…
Y, así, ante situaciones como la que ahora vivimos con este dichoso virus, sentimos, entre otras cosas, miedo, pues sentir miedo es natural, nos pone en alerta para reaccionar ante peligros. Pero, como ante este trance no disponemos de experiencias previas que nos ayuden a manejarlo mejor, ese miedo natural puede derivar en pánico, llevándonos a un estado emocional angustioso y paralizante, que no va a ayudarnos, ni a nosotros ni a nadie.
Está claro que no todos vamos a reaccionar igual. Las circunstancias personales pueden parecerse, pero nunca son iguales. Habrá gente que no podrá ver a sus seres queridos; habrá gente que perderá su trabajo, su negocio o su sustento económico; habrá gente que tendrá que convivir con personas que igual no las tratan bien; habrá gente que por edad o por patologías diversas estará temiendo contagiarse; habrá gente que pierda a un ser querido; habrá gente que no tenga siquiera un techo donde cobijarse… Aun así, sea como sea, ahora lo que toca es adaptarnos lo mejor que podamos y aumentar nuestra capacidad de resiliencia.
¿Qué nos podría ayudar?
- Cuidar la información que recibimos, que es demasiada y, en muchas ocasiones, alarmista y falsa. Seleccionar cómo vamos a enterarnos de lo que vaya pasando, eso sí, por favor, sin sobreexponernos y sin convertir esto en un monotema. Algún ratín cada día para ver cómo va todo y listo. Explicarles también a los peques, según sus edades y sin olvidar que se adaptan siempre mejor que nosotros a todo.
- Generar lo antes posible una rutina diaria que nos aporte seguridad y cierta sensación de control. Actividades que nos gusten y que nos ayuden a estar mejor. Muchísima gente se está volcando para darnos alternativas y hacernos más llevadera la pandemia.
- No dejar de relacionarnos, tanto con quienes estemos en casa, como con otra gente querida a través de la pantalla del ordenador, que las redes para esto son de gran ayuda, no olvidemos que somos seres sociales y las relaciones nos hacen mucho bien.
- Asumir que vamos a estar como en una especie de duelo, con emociones negativas que saldrán en algunos momentos. Poder expresarlas para, a continuación, continuar con lo que estemos haciendo, será lo más eficaz. El humor de los vídeos y audios que recibimos a raudales nos va a venir bien, por supuesto, pero pretender estar todo el tiempo riendo puede llegar a saturarnos.
- Situarnos en una actitud lo más tranquila posible, sin negar ni minimizar lo que ocurre, pero sin obsesionarnos tampoco intentando controlarlo todo… Usemos el mejor sentido de todos, el sentido común, tengamos paciencia y actuemos de forma responsable y solidaria.
- Por último, no olvidarnos de que todo esto tiene fecha de caducidad, no sabemos cuándo, pero sí que terminará y recuperaremos progresivamente nuestra vida. A ver si así la valoramos un poco más. A ver si así comprendemos mejor a la gente que huye de la guerra, el hambre o las plagas de otros países. A ver si así cuidamos mejor el planeta que habitamos. A ver si así construimos una sociedad más focalizada en lo humano …
Mientras tanto, sigamos asomándonos a la ventana, al balcón, a la azotea o donde podamos. Esto es como una carrera de fondo, no nos desfondemos en los primeros días, reservemos fuerzas, mantengamos la motivación y lleguemos juntos a la meta. Entonces, nos abrazaremos…
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