A veces, la inquietud y el cansancio van haciendo mella.
A veces, la tristeza por quienes lo están pasando mal me supera.
A veces, el enfado ante quienes esparcen mierda y provocan odio me sube hasta la garganta y me abrasa.
A veces, el miedo por una humanidad cada vez más inhumana me bloquea.
Pero, entonces, el AMOR, el amor por mi gente, por la naturaleza, por la vida, me calma, me reconforta…
Y vuelvo a sentir el sol tras la ventana…
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