Hace unos días finalizamos dos talleres sobre el estrés, dos cursos sobre el impacto en la salud que el exceso de activación nerviosa provoca en nuestro organismo. El hecho de ser dos grupos ha sido debido a la necesidad de desdoblar el grupo inicial siguiendo las indicaciones sanitarias debidas a la incidencia de la pandemia. No puedo estar más agradecida, tanto a las personas que trabajan en la Casa de Encuentros del Ayuntamiento de Avilés, como a las mujeres participantes en ambos talleres. Con mascarilla y todo, su implicación, su interés y sus enriquecedoras aportaciones, convirtieron cada sesión en un espacio de desarrollo y de confianza, para mí, tremendamente gratificante.

Y es que, precisamente en estos tiempos de pandemia, la prevención y afrontamiento del estrés que nos debilita, del estrés que se cronifica y nos complica la vida, adquiere cada día mayor importancia, pues no debemos olvidar que su influencia puede llegar, tanto a la esfera psicológica, como a la física, generando manifestaciones somáticas, en algunas ocasiones, ciertamente graves.
Por ello se hace preciso tener en cuenta algunas cuestiones que, sin ser milagrosas, pueden ayudarnos a prevenirlo o a manejarlo de forma más conveniente cuando ya lo estamos sufriendo:
– Practicar cada día 5 respiraciones profundas a la mañana, al mediodía y antes de dormir, como si fuera una receta, para mantener así la activación nerviosa a raya.
– Priorizar, no meter todo lo que hay que hacer en el mismo saco de importancia, porque el tiempo da para lo que da y no somos mejores por hacer más cosas, sino por cuidarnos para poder seguir funcionando.
– Practicar más el delegar y el decir que no. A veces hay que establecer límites porque el estrés puntual es necesario y llevadero, pero el estrés continuo, crónico, siempre acaba pasando factura en la salud, tanto física como mental.
– Focalizar la atención en lo que está sucediendo en cada momento. La mente se va a ir al futuro, buscando certezas, pero intentemos volver a llevarla a lo que realmente está sucediendo, porque es donde podemos hacer algo, dónde podemos buscar alternativas y poner soluciones…
– Compensar con aspectos gratificantes, que sanan y reparan, a solas o con gente que nos preste.
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