El peso del horror (7-2-22)
Seguro recuerdan la respuesta más utilizada cuando en clase caía una riña por algo, decir “otros también lo hacen”, era lo habitual. No solía funcionar, como es lógico.
El psicólogo Albert Bandura lo expresa perfectamente en su Teoría de la Desconexión Moral mostrando la difusión de la responsabilidad como uno de los mecanismos de defensa para quitarse culpa ante comportamientos que se califican como inmorales.
Pues resulta que tenemos a nuestro Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, afirmando que los sacerdotes acusados de abusos a menores son la cabeza de turco, señalados con mentiras por algo que hace toda la sociedad. Olé sus…narices, señor arzobispo.
Sin mencionar el hecho de que, para empezar, confunda la pederastia y la pedofilia, él sabe mejor que nadie que, aun cuando las denuncias por abusos son solo la punta de un iceberg gigantesco, a cualquier civil acusado de pederastia se le juzga y se le aplica la condena que proceda. Pero no así a los eclesiásticos. Y eso es lo que necesita ser cambiado. En Francia, con al menos 216.000 casos reconocidos en el seno de la iglesia, sus obispos han dejado claro que “el perdón de Dios no puede servir de pretexto para escapar a la justicia de los hombres”. En Alemania van por el mismo camino. Aquí siguen encubriendo, queda claro que les cuesta. Y no solo la jerarquía eclesiástica. PP y Vox han votado hace unos días en contra de la investigación parlamentaria sobre estos abusos.
Escuché el otro día al escritor Alejandro Palomas narrar la violación que sufrió siendo un niño por parte de un profesor de su colegio. Oírle describir cómo recuerda la sensación del peso del cuerpo del religioso encima suyo es visualizar el horror. Nadie con un mínimo de humanidad puede quedarse impasible. Dejemos de correr un tupido velo YA, por dios o por quien sea…
Historias de amor (14-2-22)
Sí, ya sé que San Valentín es el patrón de los enamorados y de las hordas de corazones rojos que nos invaden y colonizan, pero, en un día como hoy, no está de más recordar todos los tipos de amor que conocemos ya desde la Grecia Antigua:
- El amor Eros: el que hace referencia al amor apasionado, ese que implica deseo y atracción. El que hizo que la gran Edith Piaf se desmayara en Nueva York la primera vez que cantó su “Himno al Amor” tras la muerte de Marcel Cerdan, su amante.
- El amor Storgé: el amor que tiene que ver con la lealtad, el compromiso y el cuidado. El amor de Viggo Mortensen hacia sus 6 hijos en esa joya de película llamada “Capitán fantástico”. Un amor que educa para formar personas inteligentes, responsables, con valores éticos y con criterio propio.
- El amor Philia: el amor de los buenos deseos, de la amistad. El que sienten “Las Cigarreras” de Doña Emilia Pardo Bazán por la palabra dada, por la honestidad, por la justicia, por la sororidad. Ante ellas, también el amor de un completo Teatro Palacio Valdés puesto en pie hace tan solo unos días.
- El amor Ágape: el amor incondicional a la naturaleza y a los seres humanos, por encima de sus imperfecciones. Blanca Portillo no pudo poner hace dos días mejor ejemplo en su discurso del más que merecido Goya, al agradecer y definir a Maixabel Lasa como “un monumento al amor, a la generosidad, a la empatía”
Celebremos, hoy y cada día, cualquier muestra de cariño, aprecio, apego, ternura, consideración y respeto. Celebremos todo resquicio de amor que, como brizna de hierba, surja entre las piedras. Celebremos ese Amor como resistencia en un mundo que parece derrumbarse.
Solidaridad asturiana (21-2-22)
Ayer Asturias se vistió de naranja por una buena causa. En 52 concejos nada más y nada menos (a los que hay que añadir dos estaciones de invierno) y con la participación de alrededor de 25.000 personas, tuvo lugar la IV Carrera de la Asociación Galbán, una entidad que ayuda de mil formas en nuestra región a los niños y las niñas con cáncer y a sus familias. Qué necesaria esa ayuda y qué necesario seguir avanzando en investigación para que nunca se les rompa su futuro.
Y es que Asturias es una región llena de gentes solidarias, sensibles y empáticas. Quizá porque siempre se ha sabido que solo desde la ayuda mutua se acaba saliendo adelante.
La profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de California, Sonja Lyubomirski, muestra en sus estudios cómo las actitudes y las iniciativas de cooperación y solidaridad impactan de forma positiva sobre cualquier persona, contribuyendo al aumento del bienestar individual y general. La ciencia ha podido mostrar, además, el llamado “efecto cascada”, a través del cual, si una persona es solidaria inspirará hasta a otras tres a seguir su ejemplo.
Siempre me emociono cuando observo seres humanos que ayudan a otros seres humanos. Incluso aunque sea por cosas aparentemente nimias, como cuando alguien cede su asiento en un transporte público. No puedo evitarlo. No es poca la gente que lleva a cabo conductas que hacen de este mundo un lugar más humano y habitable.
Así que no bajemos la guardia, sigamos educando en valores como la solidaridad porque parece que, al otro lado del Muro, los Otros y sus espectros están ganando terreno…
Galería de personajes en tiempos de guerra (28-2-22)
Este Antroxu, con tanta tensión por liberar, opté por variar, por poner un disfraz cada día. Así, el jueves de comadres anduve con el puño en alto. No, no iba de la coprotagonista de “Bailando con lobos”, el contundente gesto tenía más que ver con una de las cigarreiras de la novela de Emilia Pardo Bazán “La Tribuna”, luchando por los derechos y la dignidad de aquellas mujeres trabajadoras.
El viernes decidí disfrazarme de la gran Gloria Fuertes que en su libro “La garra de la guerra” escribía: “En la guerra comíamos piltrafas con patatas o con arroz los domingos en el colectivo comedor. Los lunes lentejas rellenas de cucarachas pequeñas, ¡nada de qué horror! El horror era que se estaban matando alrededor”.
El sábado trasmuté en Maruja Torres y declamé con convicción: ”Exijo Polonio para Putin, por el bien de los países de sus alrededores y también por el de los propios rusos. Polonio en bótox o lo que sea que le ponen”
Ayer busqué en el desván el disfraz de paloma de la paz. Blanco inmaculado atravesado por heridas de muerte en Siria, en Yemen, en Afganistán, en el Sahel, en Ucrania…
Hoy lunes, quise ser Ignacio Sánchez Galán. Por aclarar, el presidente de Iberdrola. Pero fui incapaz de experimentar lo que se siente al ganar 36.164 euros al día, más de 13 millones en un año, el pasado, año precisamente de engorde de facturas, de vaciado de embalses y de acostumbrarnos a lavar y planchar en horarios poco saludables. Es esta, sin duda, otra guerra.
Y mañana…, mañana seré Labordeta. Será la única manera de que pueda desahogar, soltando con toda naturalidad unos cuantos: ¡A la mierda!

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