«El derecho a iguales oportunidades de participación» está consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Sin embargo, esto no ha garantizado que se lleve efectivamente a la práctica. Se debe aspirar a una ciudad donde todos los seres humanos sean tenidos en cuenta y donde se respete que tienen un ciclo vital que les lleva a requerir ayudas para movilizarse en algún momento de su vida, una ciudad para personas con diversidad funcional, para madres y padres con cochecitos de bebé, para abuelos y abuelas con su andador, para cualquier persona que en algún momento de su vida puede requerir de una ayuda ortopédica, de una silla de ruedas, de unas muletas, de un bastón…
El pasado mes de diciembre fui invitada a participar en la Casa de Cultura de Candás en una mesa redonda sobre este tema, en la que diferentes personas que formamos parte de diferentes colectivos de personas con diversidad funcional, intercambiamos conocimientos y experiencias con el objetivo de dar una mejor respuesta a las necesidades que, en el día a día, surgen y que no siempre son adecuadamente resueltas.
Una enriquecedora y productiva tarde, una sala repleta de gente y una muy buena organización por parte de Aúpa Asistencia, con María del Mar y Teresa al frente, que, de forma seria y rigurosa, aportan toda su capacidad de trabajo y toda su calidad humana para dar respuesta a tantas y tantas carencias que, en pleno Siglo XXI, aún se siguen dando.
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