Muchas personas afirman con rotundidad que cometer errores es normal, que todo el mundo comete errores y, sin embargo, cuando se tienen que enfrentar a sus equivocaciones, se olvidan de esos principios y se dejan arrastrar por planteamientos irracionales del tipo: «Debería haberme dado cuenta…», «Es terrible que haya sido así…», «Qué van a pensar…», «Mejor no lo vuelvo a intentar no vaya a ser que me vuelva a equivocar…», etc. , sintiendo, como consecuencia, rabia, culpa, frustración, vergüenza o ansiedad que les acaban generando un intenso malestar.
Para poder afrontar de forma adecuada tanto los errores propios como los de los demás habría que comenzar por no olvidar que:
- Es imposible no cometer errores.
- Vivir supone tomar decisiones y arriesgarse a meter la pata y a fallar.
- Aceptar que, como seres humanos, vamos a cometer errores, es parte de nuestra naturaleza. Todas/os queremos hacer las cosas bien, pero, a veces, nos equivocamos.
- Todo lo que sucede en la vida nos sirve para aprender y, en ocasiones, mejorar. Las equivocaciones y los fracasos suponen un gran campo de entrenamiento en nuestro desarrollo vital.
- Cuando metamos la pata, revisemos si hay alguna posible solución, en tal caso, apliquémosla y si no la encontramos, recordemos que preocuparse y angustiarse tampoco lo resuelve.
- Errar o fracasar no nos convierte en malas personas.
- Ser flexibles ante nuestros errores y ante los de los demás nos lleva a conductas más adaptativas y más eficaces, orientadas a la resolución de problemas; por el contrario, las actitudes rígidas, nos llevan a la ansiedad y a la pérdida de control emocional.
- En muchas ocasiones, el efecto negativo que nos produce habernos equivocado tiene más que ver con lo que puedan opinar otras personas de nosotros/as que con la propia equivocación.
- Cambiar nuestro diálogo interno nos ayudará a hacer frente a todas aquellas situaciones en las que hayamos fallado o fracasado. Utilizar un diálogo interno realista y positivo: “Hice lo que creía más conveniente con la información que en ese momento tenía”, “No tengo una bola de cristal para prever todo lo que puede ocurrir”, “Hago las cosas lo mejor que sé y que puedo”…
- Es importante y necesario que el manejo de los errores forme parte de la educación de nuestros niños y niñas. Es un aspecto esencial de la resiliencia, la capacidad de salir adelante frente a las adversidades.
Todo esto se abordó en un taller que concluyó ayer organizado por la Concejalía de Igualdad de Ayuntamiento de Avilés, en el que se produjeron intensas sesiones de debate y análisis acerca de cómo se suele actuar ante las equivocaciones propias y de los demás, de cómo manejar las emociones que aparecen cuando se mete la pata, de cómo gestionar el perdón, además de cómo educar en un adecuado y eficaz manejo de errores.
Como siempre, un placer compartir opiniones, experiencias, aprendizajes…, la vida, en definitiva.
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